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© 2020 Flowrece

Meditación para el dolor físico

En la meditación de hoy, vamos a practicar como aliviar el dolor corporal.

Sé lo molesto que resulta sentir dolor. Todos tenemos días en los que nos duele la cabeza o tenemos dolores musculares, como dolor de cuello o dolor de espalda.

Está demostrado científicamente que la meditación ayuda a reducir el dolor y que puede tener un efecto analgésico.

El dolor físico disminuye cuando disminuimos nuestra resistencia al dolor. Es decir, el sufrimiento emocional que la experiencia de dolor nos causa.

¿Cómo ayuda la meditación a reducir el dolor corporal?

Cuando estás estresado, tu cuerpo libera hormonas del estrés, lo que provoca inflamación y aumenta el dolor de las articulaciones que ya están irritadas.

La meditación desplaza tu atención hacia algo tranquilo y calmado, reduciendo la inflamación y el dolor.

Cuando meditas, tu mente se encuentra en un estado mental más tranquilo, lo que hace que tu cuerpo deje de liberar hormonas del estrés a tu torrente sanguíneo.

Los músculos y los tejidos que rodean las articulaciones están más relajados y el cerebro puede estar en un estado más tranquilo, por lo que sentirás menos dolor.

Además, la meditación puede ayudar a tu cerebro a liberar endorfinas. Las endorfinas son neurotransmisores que nos hacen sentir bienestar y felicidad. Es decir, son analgésicos naturales.

Al meditar, estás desviando tu atención del dolor.

Tu mente responde a lo que le prestas atención y la meditación te ayuda a utilizar tu mente de una forma positiva para ayudarte a sentirte mejor.

Meditación guiada para el dolor corporal (10 minutos)

Ejercicio de meditación para reducir el dolor corporal

Cuando tenemos dolor físico, tendemos a llevar toda nuestra atención al área específica del dolor, y puede ser difícil concentrarse en cualquier otra cosa. 

Puede hacer que nos sintamos mentalmente fatigados, que no disfrutemos de las cosas que normalmente nos harían sentir bien. 

Hoy veremos cómo cultivar una práctica en la que nos alejamos del dolor.

En esta meditación, queremos trabajar en alejarnos y abrirnos del dolor para conseguir una relación más amplia y realista con nuestro dolor. 

Vamos a ver paso por paso como practicar este ejercicio:

Paso 1: lleva la atención a la respiración

Empieza centrándote en la respiración. Inhala…exhala…

Siente el aire entrar por la nariz. Siente la sensación de la respiración en tu cuerpo, quizás en el pecho al subir y bajar, o en el vientre al subir y bajar.

Comprueba si puedes permitirte liberar un poco de tensión con cada exhalación.

Paso 2: Lleva la atención a los puntos de tensión/dolor

Ahora vamos a empezar a prestar atención a los puntos en los que podemos mantener la tensión. Podemos apretar el puño, apretar la mandíbula, tener tensión en las cejas, en los hombros o incluso en el vientre. 

Sigue respirando profunda y lentamente. 

Si te parece bien, empieza a notar las zonas en las que experimentas dolor, siente cómo tu atención se siente atraída hacia esas zonas como un imán, aunque tú no quieras.

Paso 3: escáner corporal

Ahora, vamos a abrir la lente de la conciencia, al igual que la lente de una cámara, tomando conciencia gradualmente de todo el cuerpo, incluyendo las zonas de dolor. 

La mayoría de las veces, el cuerpo no tiene dolor en todas partes, sino en zonas concretas. Al realizar un escáner corporal podemos mostrarnos las zonas en las que no estamos experimentando dolor.

Puedes empezar a llevar la conciencia a las zonas que no tienen dolor, o a las zonas que tienen menos dolor.

Mira si puedes escanear a través del cuerpo observando las áreas alrededor de las áreas donde hay dolor. 

Y mientras haces esto, pregúntate: En este momento, ¿qué parte de mi cuerpo tiene dolor en comparación con las partes que no tienen dolor? 

Cuando atiendes ambas áreas, ¿podemos sostener ambas al mismo tiempo, las áreas de dolor y las áreas que están libres de dolor? 

Cuando nos alejamos, somos capaces de ver el panorama general. El dolor no es la única realidad en este momento. 

Continúa respirando, y utilizando la respiración para crear espacio alrededor del dolor y en todo el cuerpo.

Si quieres, puedes ampliar el espacio y ser consciente de la habitación que te rodea y que contiene tu dolor y tu cuerpo en un contenedor mucho más grande. 

Continúa utilizando la respiración para estar presente y conectado, observando tu respiración mientras entra y sale del cuerpo.

A medida que empiezas a notar y posiblemente a sentirte más cómodo con la contención del dolor puedes ir acercándote con la lente de tu consciencia a esos puntos, tomando algunas respiraciones más profundas y largas.

Si el cuerpo te lo pide, permítete moverte y estirarte y reajustar tu postura de cualquier forma que te haga sentir bien en este momento. 

Poco a poco, ve abriendo los ojos lentamente. Aprecia la sensación de quietud que has cultivado.

Lleva esta sensación de quietud contigo durante el resto del día.

Namasté

Creadora de contenidos en Flowrece. Alma flexible, cuerpo inflexible y mente dispersa que intenta poner una chispa de mindfulness en todo lo que hace.